El pico del ciclo de expectativas de la inteligencia artificial (IA) podría estar llegando a su fin. Tanto los gigantes tecnológicos como los inversores se muestran entusiasmados por el potencial de la IA para aumentar la productividad y transformar la economía.
Sin embargo, ciertas limitaciones en la disponibilidad de los recursos podrían evitar que las tasas de crecimiento de la inteligencia artificial cumplieran unas expectativas tan elevadas como las que vemos en la actualidad. De hecho, en los últimos meses, los inversores han comenzado a preguntarse cuánto tardarán las inversiones multimillonarias en esta tecnología en traducirse en un crecimiento de los beneficios. No obstante, es posible que los cuellos de botella no estén donde podríamos pensar.
«Una de las ironías que comporta la producción de una tecnología avanzada como la de la inteligencia artificial es que exige enormes recursos físicos. No suele pensarse que una tecnología tan avanzada pueda verse limitada físicamente», afirma el economista estadounidense Jared Franz.
No todas estas limitaciones de recursos van a salir en los periódicos, como ocurrió con la escasez de los semiconductores avanzados fabricados por NVIDIA y otros fabricantes de chips. En este artículo, hablamos de cuatro limitaciones de recursos que podrían ralentizar el crecimiento de la inteligencia artificial, y presentar oportunidades para las compañías de la vieja economía.