Aunque el argumento parece esperanzador, también hemos de ser conscientes de los riesgos a los que nos enfrentamos hoy, que nos traen ecos del pasado. Los conflictos que siguen viviéndose en Ucrania y Oriente Próximo, así como el aumento de las tensiones con China y la inminente imposición de aranceles por parte del nuevo presidente de Estados Unidos, amenazan la estabilidad del mundo. Los movimientos populistas están cobrando impulso, alimentando así un posible regreso a las políticas de libre mercado que configuraron el comercio mundial durante décadas.
No tenemos forma de saber cómo va a evolucionar la situación en todos estos frentes, pero sí que podemos decir que el aumento de la incertidumbre geopolítica suele dar lugar a un incremento de la volatilidad de los mercados. Ya lo hemos visto en 2024, cuando los mercados subieron con fuerza hasta alcanzar máximos históricos, para luego caer brevemente en el tercer trimestre ante el temor de los inversores a que las economías se estuvieran estancando.
En este momento final del año, las valoraciones de la renta variable estadounidense son elevadas y los inversores deberían estar preparados para una corrección de los mercados. Por eso, en Capital Group pensamos que es importante adoptar una perspectiva de inversión a largo plazo, tratando de lograr un equilibrio estable entre el crecimiento y la preservación del capital.
Aunque tenemos razones para ser optimistas en nuestras perspectivas, gracias a los avances en inteligencia artificial, el renacimiento industrial en Estados Unidos y Europa, la innovación en el sector sanitario o las oportunidades que ofrece el mercado japonés ahora que las compañías parecen prestar más atención a los accionistas, lo cierto es que también hemos de estar preparados para una corrección de los mercados. Junto a la renta variable, la renta fija desempeñará también un papel importante en un momento en el que la normalización de los tipos de interés podría favorecer que la clase de activos volviera a ofrecer generación de rentas, diversificación y protección frente a la volatilidad de los mercados de renta variable.
Por lo tanto, el mensaje de nuestras perspectivas para 2025 resultará familiar: hay que mantener la inversión. Cuando se enfrentan a un contexto de inestabilidad o a un escenario de incertidumbre geopolítica, lo peor que pueden hacer los inversores es salir del mercado. La inversión es una empresa a largo plazo, que exige también objetivos a largo plazo.
En otras palabras: los inversores no deben dejarse llevar por el ruido, sino escribir su propio guion y tener la disciplina suficiente para ceñirse a él. En este contexto, presentamos nuestras perspectivas para 2025.