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Conflicto Rusia-Ucrania: Impacto económico y geopolítico
John Emerson
Vicepresidente
Robert Lind
Economista

La agresión militar de Rusia contra Ucrania, que se ha convertido en la mayor guerra terrestre que se ha vivido en Europa en varias generaciones, ha afectado a millones de personas y ha provocado una crisis humanitaria a gran escala, que lleva a los ucranianos a buscar refugio o a huir de sus hogares. La intensificación y el avance del conflicto resultan muy preocupantes y están teniendo un impacto devastador en las personas atrapadas en la crisis.


Este artículo se centra en las potenciales consecuencias económicas y de mercado del conflicto.


 


En esta entrevista, John Emerson y Robert Lind nos ofrecen su opinión sobre el impacto del conflicto sobre los mercados y la economía mundial.


En vuestra opinión, ¿cuál es el objetivo último del presidente Vladimir Putin?


John: El presidente Putin ha sido muy claro sobre sus objetivos. En primer lugar, considera a Ucrania parte de Rusia y desea reintegrar ambos países, de una forma u otra. En segundo lugar, a Putin le preocupa enormemente la posibilidad de que el pueblo ruso se rebele y exija un líder y una forma de gobierno diferentes. Esa es una de las razones por las que mantiene un control tan férreo sobre la prensa y los medios de comunicación que informan al pueblo ruso.


Putin también quiere asegurarse de que Ucrania no se convierte en una democracia próspera con profundos vínculos con Occidente. Además, su tercer objetivo es acabar con el gobierno del presidente Volodymyr Zelensky y ejercer sobre Ucrania, su economía y su pueblo el control suficiente como para acercarlos a Rusia.


¿Pensáis que las sanciones actuales sobre Rusia son eficaces? ¿Se impondrán nuevas sanciones?


John: Las sanciones actualmente vigentes no han sido eficaces a la hora de disuadir al presidente Putin de continuar su guerra y atacar a la población civil, por lo que pienso que serán necesarias nuevas sanciones.


Las medidas adoptadas por Putin en Ucrania, que el presidente tomó para tratar de fortalecer a Rusia, han tenido precisamente el efecto contrario. En mi opinión, el conflicto ha sido un desastre para Rusia, tanto desde el punto de vista económico como geopolítico. Por ejemplo, uno de los objetivos geopolíticos de Putin ha sido el de tratar de dividir a Occidente, Europa y los estados miembros de la Unión Europea y de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) entre sí, y por supuesto dividir a Europa y Estados Unidos. La consecuencia inmediata de su decisión de invadir Ucrania ha sido que estas relaciones nunca han sido más estrechas desde los atentados del 11 de septiembre.


Aún está por ver si, a más largo plazo, las consecuencias económicas que sufrirán Europa o Estados Unidos podrían deteriorar dicha unidad. A la hora de diseñar las sanciones sobre Rusia, el objetivo es imponer el máximo castigo a Rusia y el mínimo perjuicio a las naciones sancionadoras. Sin embargo, el enfoque de los distintos países puede divergir en determinados puntos.


El conflicto podría acabar siendo también un desastre para Putin desde un punto de visto político. Si el pueblo ruso se cansa de las consecuencias económicas de las sanciones y de los líderes rusos, algunos interlocutores clave en el país podrían comenzar a cuestionar el criterio de Putin. Debido a la invasión que el presidente ha puesto en marcha y las sanciones que se han aplicado de forma inmediata, Putin ha provocado un gran daño al país, no solo a corto plazo, sino también a medio e incluso probablemente a largo plazo.


¿Qué consecuencias pueden tener las sanciones en las economías occidentales?


Robert: Hay dos motivos principales de preocupación. El primero es el mecanismo de transmisión a través del sistema financiero. Hemos observado importantes dificultades en el sistema financiero ruso que, inevitablemente, repercutirán en las entidades bancarias y otras instituciones financieras. El impacto será especialmente importante en Europa, aunque también podría extenderse a Estados Unidos.


Lo más probable es que el impacto negativo más importante que producirán las sanciones en los próximos meses se refiera a los precios de la energía. En las últimas semanas se ha registrado un fuerte aumento de los precios del petróleo y el gas, lo que va a suponer un coste considerable para las economías occidentales, especialmente para Europa. Los costes afectarán de forma notable a los consumidores y a las empresas, y obligarán a los gobiernos a estudiar la manera de proteger sus respectivas economías de esta crisis de los precios de la energía.


¿Cómo va a afectar la guerra a la economía mundial y a la recuperación tras la pandemia de covid?


Robert: El conflicto ha provocado una gran conmoción. Su impacto será considerable en las economías europeas y, en menor medida, en Estados Unidos y el resto del mundo. A principios de año teníamos una economía que comenzaba a recuperarse de la variante ómicron del COVID-19. La actividad estaba remontando, y el consumo y la confianza empresarial comenzaban a repuntar. Todo ello se pone ahora en duda.


Nos enfrentamos a un entorno en el que los precios de las materias primas han subido de forma considerable, entorno que podría mantenerse más tiempo del inicialmente previsto. Este escenario representa una importante crisis de oferta para la economía mundial. Provocará un aumento de la inflación y una reducción del crecimiento económico, lo que enfrentará a los responsables políticos a un problema extremadamente difícil.


Si se aprueban nuevas sanciones, especialmente en el ámbito de la energía, el precio del petróleo y el gas podría aumentar mucho más. Tampoco podemos descartar que el gobierno ruso decida cortar el suministro de gas o petróleo a Occidente. Solo la posibilidad de que esto se produzca ya podría provocar un importante aumento de los precios de las materias primas energéticas. Las consecuencias relacionadas con todo esto podrían acabar siendo el mayor riesgo al que hayan de enfrentarse la economía europea y la economía mundial.


¿Cómo se ha visto afectada por el conflicto la hoja de ruta de los bancos centrales?


Robert: La situación actual es increíblemente complicada para bancos centrales como la Reserva Federal y el Banco Central Europeo, ya que podría provocar un aumento de la inflación y una caída del crecimiento. Por lo tanto, estas entidades no pueden confiar en los modelos políticos que llevan usando veinte años.


En mi opinión, los bancos centrales están preocupados por las lecciones aprendidas durante la década de 1970, cuando las fuertes crisis de los precios de la energía provocaron inestabilidad geopolítica.


En teoría, la mayoría de los bancos centrales abogaría por no intervenir demasiado en este tipo de crisis y por pasar por alto un aumento temporal de la inflación provocado por los precios de la energía. Creo que el entorno actual presenta dos problemas en este sentido. En primer lugar, partimos de un periodo con unos tipos de interés muy bajos. La orientación de la política monetaria ha sido extraordinariamente expansiva en los últimos dos años. Por lo tanto, existe el riesgo de que la tendencia inflacionista provocada por los elevados precios de las materias primas acabe prolongándose más de lo esperado.


El segundo problema es que no sabemos durante cuánto tiempo podrían mantenerse los precios de la energía en los elevados niveles actuales. Me gustaría pensar que los precios comenzarán a bajar cuando disminuyan las tensiones en Ucrania. Pero podríamos estar ante un conflicto largo y lento en la región. Aun cuando se produjera un alto el fuego temporal, la presión en los mercados de la energía podría continuar.


Además, es muy probable que los gobiernos, especialmente los de la UE, comiencen a acelerar sus planes para reducir su dependencia de la energía rusa, lo que podría ejercer una presión al alza continua sobre los precios de la energía. No parece que la presión inflacionista procedente de los precios de la energía y las materias primas vaya a desaparecer a corto plazo.


¿Cómo podría Europa solucionar o rectificar la dependencia de la energía rusa?


Robert: A corto plazo, es muy poco lo que se puede hacer para cambiar la demanda europea de gas ruso. Aunque los países han ido recurriendo de manera gradual a otras fuentes como Noruega (que cubre el 20-25% de la demanda de gas de la UE1) y aumentando el uso de gas natural licuado, ambas opciones presentan limitaciones de capacidad. Dicho esto, es perfectamente posible que, en los próximos meses, Europa pueda seguir haciendo frente a un bloqueo del suministro de gas por parte de Rusia.


Lo más complicado se plantearía de cara al próximo invierno y al año 2023. Si para entonces se mantuviera la interrupción del suministro, la situación sería mucho más difícil. Por ejemplo, creo que la introducción de un racionamiento energético en la UE es una posibilidad muy real.


No cabe duda de que van a acelerarse los planes que ya estaban en marcha para agilizar la transición energética en Europa. Sin embargo, todo ello exige inversiones a gran escala e importantes cambios en infraestructuras, algo que, siendo optimistas, solo podría conseguirse en un plazo de tres a cinco años.


¿Está preparada la UE para hacer frente a una crisis migratoria?


Robert: Hemos visto un gran cambio en la UE con respecto a la crisis de refugiados provocada por el conflicto sirio en Oriente Próximo en el año 2015. La UE ha reconocido que debe darse una respuesta rápida a lo que supone una enorme tragedia humanitaria. Más de dos millones de ucranianos han abandonado ya el país, la mayoría de ellos hacia Polonia. Si bien es evidente que ello exigirá proporcionar un apoyo adicional a Polonia, en algún momento habrá que hablar sobre el asentamiento de estos refugiados en el resto de los países de la UE.


La magnitud potencial de esta crisis migratoria podría plantear un gran reto. Cuanto más se prolongue la guerra, mayor será la presión financiera sobre los países que están en primera línea para recibir a los refugiados (Polonia, Hungría y Eslovaquia2). La UE tendrá que plantearse cómo ayudar a estos países. Creo que asistiremos a nuevos debates sobre el reparto de responsabilidad y la solidaridad, y también podría ponerse en marcha un fondo de recuperación para ayudar a estos países a hacer frente a la gran afluencia de inmigrantes.


 


1. Información a 10 marzo 2022. Fuente: Ministerio noruego de Petróleo y Energía


2. Información a 8 marzo 2022. Fuente: Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR)



John Emerson es vicepresidente de Capital Group International, Inc. y lleva trabajando en Capital Group desde el año 2000. Entre los años 2013 y 2017 fue embajador de Estados Unidos en Alemania. Anteriormente, presidió el área de servicios para clientes privados de Capital Group.

Robert Lind es economista de Capital Group. Cuenta con 36 años de experiencia en el sector y lleva siete años trabajando en Capital Group. Antes de incorporarse a la gestora, Robert fue el economista principal del grupo de Anglo American. Con anterioridad, trabajó como responsable de análisis macroeconómico en ABN AMRO. Se licenció en filosofía, políticas y económicas por la Universidad de Oxford. Tiene su oficina en Londres.


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